Introducción
La implantología oral ha revolucionado la práctica odontológica y ha
tenido un rápido desarrollo. Después de la evidencia científica de la
posibilidad con éxito de la utilización de los implantes y del conocimiento de
los fenómenos biológicos de la oseointegración, la tendencia ha sido hacia la
integración simplificada de la técnica quirúrgica y prostodóncica para
extenderlas entre la profesión.
Además, el tratamiento con implantes dentales ha sido mejorado con
nuevos protocolos clínicos como la sustitución de la carga diferida o
convencional (meses) por precoz (semanas) o inmediata (horas) y la inserción de
implantes —con nuevos diseños macro y microscópicos— en localizaciones con
pobre calidad o escasa cantidad de hueso.
Existen condiciones orales en los pacientes edéntulos totales o
parciales como representa el déficit horizontal de la cresta alveolar que
dificultan la inserción de implantes lo que obliga al profesional a recurrir a
técnicas complejas como son los injertos óseos o la regeneración tisular
guiada.
La posibilidad de insertar implantes en crestas óseas estrechas, de una
forma poco traumática, reduciendo mínimamente el fresado, ha sido posible
gracias a la introducción de un instrumental adecuado como son los expansores u
osteodilatadores. Este instrumental modificado por los distintos autores se ha
utilizado también para la inserción de implantes con la elevación sinusal y en
la pterigoides. Esta técnica relativamente no invasiva consigue tasas de éxito
y supervivencia de los implantes similares a las técnicas convencionales de
inserción de implantes.
En líneas generales, el aumento del reborde alveolar mediante una
corticotomía y posterior expansión de la cresta para la inserción de los
implantes ha sido sugerida por algunos autores para evitar el trauma de la
realización de injertos y la exposición de membranas, aunque representa una
técnica que requiere experiencia quirúrgica suficiente por el profesional.
Dos estudios españoles valoran las indicaciones y los resultados del
uso de expansores en implantología oral. El primero compara los resultados
clínicos de la inserción de los implantes según la técnica convencional
(supervivencia del 98% hasta la carga funcional) y la realizada con
osteodilatadores (supervivencia del 93% hasta la carga funcional) sin
diferencias a los 2,7 años con una tasa de éxito del 90% para los implantes
insertados con osteodilatadores y 92 insertados de forma convencional. Teniendo
en cuenta que los casos tratados con expansores presentaban una menor cantidad
horizontal de hueso alveolar.
El segundo estudio español confirma estos hallazgos clínicos con un
100% de éxito a los nuevos meses utilizando expansores en 26 pacientes para
insertar 74 implantes en el área posterior del maxilar superior consiguiendo un
aumento de la cresta ósea de 4,5 a 8 mm de anchura.
Un estudio italiano reciente realizado en 45 pacientes con reabsorción
horizontal de las crestas alveolares, demuestra que la corticotomía y posterior
expansión ósea puede obtener suficiente base ósea para insertar con éxito los
implantes. 110 implantes fueron insertados según este método con un éxito del
97,8% después de un seguimiento medio de 20,4 meses. Los 3 fracasos fueron
previos a la restauración prostodóncica.
El objetivo del presente estudio era la valoración clínica y el
seguimiento del tratamiento con implantes oseointegrados insertados mediante la
técnica de expansión ósea.
Pacientes y métodos
El presente estudio fue realizado por profesores de las unidades
docentes de Odontología Integrada de Adultos de la Facultad de Odontología y
del Postgrado de Implantología Oral de la Universidad de Sevilla y del
Departamento de Cirugía Oral de la Facultad de Estomatología de La Habana
(Cuba).
Previamente a la realización del estudio, aquellos pacientes que
padecían trastornos sistémicos graves que podían comprometer la oseointegración
fueron excluidos del estudio. Los pacientes seleccionados eran adultos, de
ambos sexos.
Todos los pacientes seleccionados en el estudio fueron informados de la
técnica quirúrgica de inserción de implantes mediante la expansión ósea así
como del protocolo posterior del tratamiento incluyendo los aspectos
prostodóncicos, temporalización y seguimiento, y de la posibilidad de la
existencia de complicaciones y pérdida de implantes.
Los pacientes autorizaron el tratamiento implantológico mediante un
consentimiento informado. Antes del tratamiento, todos los pacientes fueron
evaluados radiológicamente, con una ortopantomografía.
Los criterios de éxito y supervivencia de los implantes fueron los
recomendados por van Steenberghe. En este sentido, la supervivencia fue
definida como la proporción de implantes permanentes en su localización
original aunque no tengan valor clínico o cause efectos adversos.
Cirugía
Una hora antes de la cirugía, los pacientes comenzaron un régimen
antibiótico preventivo (amoxicilina + clavulánico) durante una semana. En casos
de molestias, dolor o inflamación a todos los pacientes se les recomendó
ibuprofeno. Todos los pacientes recibieron anestesia local. A todos los
pacientes se les recomendó el enjuague diario con clorhexidina durante los
primeros 30 días.
Se realizó la técnica de expansión ósea que esencialmente consiste en
la realización de una corticotomía con un disco o una fresa inicial o mediante
un bisturí ultrasónico Piezosurgery ® (Mectron, Génova, Italia) y la inserción
de los expansores de forma progresiva incrementando su diámetro hasta la
inserción del implante correspondiente.
Tanto los expansores utilizados como los implantes de conexión externa
insertados (roscados de superficie con chorreado de arena y grabado ácido)
fueron Microdent ® (Microdent, Barcelona, España).
Tomado de http://scielo.isciii.es/scielo.php?pid=S1699-65852008000200002&script=sci_arttext
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