Los dientes son órganos vitales para desarrollar una vida
normal. Su función principal es triturar los alimentos para favorecer una
correcta digestión. Pero también desempeñan un papel social importante, ya que
no sólo son cruciales para la fonación, sino también para una expresión
armoniosa de la cara. Una buena dentadura es muchas veces un signo de salud y
bienestar.1
El Hombre, desde sus inicios, se preocupó en reponer dientes
perdidos a través de prótesis dentales y entre varias alternativas buscadas,
exactamente una fue la implantación de piedras aloplásticas.1,2
Los hallazgos arqueológicos hablan de la reposición no sólo
en vivos, sino también en muertos, con la intención de embellecer el recuerdo
de la persona fallecida.3
Se denominan implantes dentarios a los elementos
aloplásticos (sustancias inertes, extrañas al organismo humano) que se alojan
en pleno tejido óseo o por debajo del periostio, con la finalidad de conservar
dientes naturales o de reponer piezas dentarias ausentes.5

Actualmente, las técnicas implantológicas brindan múltiples
posibilidades de tratamiento con elevada predictibilidad de los resultados.
Ello ha contribuido a ampliar el campo de la rehabilitación protésica. Para su
realización, se exigen técnicas complejas del tipo multidisciplinario; sin
embargo, su papel en la práctica clínica moderna está siendo muy destacado.
Tienen elevado grado de precisión, funcionabilidad, comodidad y belleza, así
como garantía en la calidad y su duración. La Implantología se basa en la
oseointegración y la misma ha proporcionado a la Estomatología restaurativa
nuevas perspectivas.
La colocación de los implantes simplifica la rehabilitación,
sobre todo, en aquellos casos desdentados completos mandibulares muy reabsorbidos,
tan difíciles de solucionar por las técnicas convencionales. Y es gracias a la
oseointegración que se resuelven los problemas de estética, retención, soporte
y estabilidad de las prótesis. Esta tercera dentición como suelen llamarla
algunos autores es el resultado de la oseointegración de los implantes y el
buen manejo de los tejidos blandos.2,4
El propósito de este trabajo es caracterizar la evolución de
la Implantología dental, según sus diferentes etapas cronológicas.
Control Semántico
• Sustancias aloplásticas: Sustancias inertes, extrañas al
organismo humano.
• Oseointegración: Es una reacción bioquímica entre el hueso
y el óxido de titanio que crea una unión difícil de destruir.
• Alvéolo: Cavidades del maxilar y la mandíbula donde se insertan
los dientes.
• Pulpa: Tejido de origen mesodérmico que ocupa la cavidad
pulpar, delimitada casi totalmente por dentina. La única porción donde falta es
el ápice.
Objetivos
Objetivo general
• Caracterizar la evolución de la Implantología dental,
según sus diferentes etapas cronológicas.
Objetivos específicos
• Identificar los hallazgos fundamentales de la evolución de
la implantología dental durante cada periodo histórico.
DESARROLLO
Prehistoria
La Prehistoria es el período de la vida de la humanidad
anterior a todo documento escrito. Abarca los períodos paleolíticos y
neolíticos, desde que los hombres permanecían en los bosques, se alimentaban de
frutas y raíces, y se forma el lenguaje articulado, hacen luego uso del fuego,
aparece la caza con maza, lanzas, arcos, flechas y comienzan a agruparse, a
elaborar artículos de subsistencia como vasijas de madera, tejidos a mano y
trenzados, comienzan a domesticar los animales, a criarlos, a sembrar y transformar
el medio con instrumentos de trabajo metálicos en la Era del Cobre y del
Hierro. Construyen barcos, comienza la arquitectura, las ciudades amuralladas
hasta que aparece la escritura que da lugar a una nueva edad.1,2
La primera prótesis de la que se tiene constancia es una implantación necrópsica, realizada durante el Neolítico (hace unos 9 000 años). Este hallazgo tuvo lugar en el poblado de Fahid Suarda, en Argelia. El cráneo encontrado era de una mujer joven y presentaba un fragmento de falange de un dedo introducido en el alvéolo del segundo premolar superior derecho.1-3
Edad Antigua
Corresponde del año 4000 a.n.e., con la invención de la
escritura, hasta el año 476 d.n.e., con la caída del Imperio Romano. La
característica social de la época es la esclavitud.
Los restos antropológicos más remotos de implantes dentales,
colocados in vivo, son de la cultura maya. El arqueólogo Popenoe, en 1931,
descubrió en la Playa de los Muertos de Honduras una mandíbula, que data del
año 400 d.n.e., con tres fragmentos de concha de Sagaamote introducidos en los
alvéolos de los incisivos. Los estudios radiológicos determinaron la formación
de hueso compacto alrededor de los implantes, haciendo suponer que dichos
fragmentos se introdujeron en vida.1-5
Vemos que la idea de servirse del alvéolo como soporte de
dientes artificiales es muy antigua, como ocurre con otras muchas técnicas de
la Medicina.
Existen antecedentes similares en el antiguo Egipto, donde
se trasplantaban dientes humanos y de animales, y se implantaron piedras y
metales preciosos. A pesar de todo, la evolución de la Implantología no ha
tenido lugar de forma progresiva, sino de forma escalonada, con períodos de
relativo olvido y apagado entusiasmo.3
Edad Media
Comprende el período del año 476 (Caída del Imperio Romano)
al 1640, con la Revolución Inglesa.
En el Siglo X, el andaluz islámico Abulcasis, nacido en 936
en Córdoba, escribe: "En alguna ocasión, cuando uno o dos dientes se han
caído, pueden reponerse otra vez en los alvéolos y unirlos de la manera
indicada (con hilos de oro) y así se mantienen en su lugar. Esta operación debe
ser realizada con gran delicadeza por manos habilidosas." Esto es, ni más
ni menos, la perfecta descripción de un reimplante dentario. 4-7
Durante este período, los cirujanos barberos, ante las
exigencias de los nobles y militares de rango, pusieron de moda los trasplantes
dentales, utilizando como donantes a los plebeyos, sirvientes y soldados.
Posteriormente, estas prácticas fueron abandonadas ante los continuos fracasos
y la posibilidad de transmisión de enfermedades. Se destaca por sus
aportaciones en este campo el cirujano Ambroise Paré (1510-1590), quien
publica, en 1572, en París, sus Cinq Livres de Chirurgie, en los cuales se
tratan muchas y variadas cuestiones de cirugía bucal y Odontología en general.
Enriqueció el instrumental con la invención del abrebocas, el gatillo y el
pelícano, trabajó en la reimplantación dentaria. Aconsejaba volver a colocar el
diente en su alvéolo, si por equivocación había sido extraído. Duval, en 1633,
podría considerarse como innovador, ya que hizo muchas reimplantaciones, pero
distinguiéndose de sus antecesores en que adoptaba la precaución de extirpar la
pulpa y sustituirla por plomo u hojas de oro. 8,9
Hasta el Siglo XVIII, no existen cambios fundamentales en
los tradicionales saberes quirúrgicos del Renacimiento y el Barroco, pero al
final de este período se inicia la cultura científica propiamente moderna que
se acentúa y difunde durante la Ilustración. Comienzan a gestarse los últimos
momentos del feudalismo en Europa. Se producen revoluciones burguesas en
Alemania y los Países Bajos, y con la Revolución Inglesa se puso fin al
feudalismo en Inglaterra; por su alcance histórico se le considera el punto de
partida de la época histórica del capitalismo.4,5
Edad Moderna
Comprende desde 1640 con la Revolución Inglesa al 1871 con
La Comuna de París. En la Edad Moderna, el conocimiento y la experiencia
acumulada sobre la teoría y la práctica estomatológicas comienza a divulgarse
en diversas publicaciones gracias a la invención de la imprenta en el Siglo XV.

John Hunter, (1728-1793), publicó varias obras sobre
Odontología, clasificó los dientes y recomendó extraer el primer o segundo
premolar en los casos de empiema del seno maxilar; en 1778, publicó su segunda
obra mayor Actual treatise on the disease of the teeth.4,7
Según algunos historiadores, la cirugía moderna nace en la
primera mitad del Siglo XIX. Símbolo de este desarrollo puede ser Guillaume
Dupuytren (1777-1835), innovador de métodos operatorios y, sobre todo, fundador
y animador de una escuela, cuyos discípulos se extendieron por toda Europa.
Los siglos XVII y XVIII se vieron dominados por múltiples
intentos de trasplantes dentarios, con un claro epicentro en Francia, la cual
influyó en toda Europa y América del Norte.8-12
Durante el Siglo XIX y principios del XX, se produjo un
retroceso en el auge de la trasplantación por motivos morales (extraer un
diente a un pobre para implantarlo en un rico) e higiénicos (peligro de
transmisión de enfermedades) y también hubo decepción ante los resultados de la
autotrasplantación, defendida casi exclusivamente por Magitot. En esta
situación, el camino de la implanto-logía y los autotrasplantes quedó cegado y
sin rumbo. Se comienza a buscar alternativas a los dientes naturales.2,9
A finales de Siglo XIX y principios de XX, diferentes
autores crearon raíces de diferentes materiales como iridio, plomo, cerámica,
etcétera, para introducirlas en alvéolos de extracciones recientes. A
principios del Siglo XIX se llevó a cabo la colocación de los primeros
implantes metálicos intralveolares, destacando autores como Maggiolo,
odontólogo, quien, en 1809, introdujo un implante de oro en el alvéolo de un
diente recién extraído, el cual constaba de tres piezas. Pero esto no era
suficiente y el siguiente gran avance llegó de manos de la cirugía.13,14
Edad Contemporánea
Corresponde desde 1871, con La Comuna de París, al 1917, con
la Revolución Rusa.
Los cirujanos introducían alambres, clavos y placas para
resolver las fracturas. Imitándolos, hubo varios dentistas a finales del Siglo
XIX que lo intentaron. Harris, en 1887, implantó una raíz de platino revestida
de plomo en un alvéolo creado artificialmente. Durante las primeras décadas del
XX, se destacó, entre otros, R. Payne, quien presentó su técnica de
implantación en el III Congreso Dental Internacional, celebrado en 1901,
utilizando para ello una cápsula de plata colocada en el alvéolo de una raíz.
Posteriormente, en 1909, Algrave demostró el fracaso de esta técnica con plata,
dada la toxicidad de este metal en el hueso.15-17 E.J. Greenfield utilizó, en
1910, una cesta de iridio y oro de 24 quilates, que introducía en el alvéolo.
Este podría ser considerado como el científico que documentó en 1915 las bases
de la Implantología moderna, haciendo referencia a las normas sanitarias de
limpieza y esterilidad, e introduciendo conceptos tan innovadores y actuales
como la relevancia de la íntima asociación entre el hueso y el implante antes
de pasar a la siguiente etapa, describiendo, asimismo, el concepto de implante
sumergido, la curación del tejido bucal y la inmovilidad del implante,
aconsejando un período de curación de 3 meses, sin ningún tipo de sobrecarga.
Sin embargo, el problema estaba en encontrar el metal
idóneo, lo mismo ocurría en cirugía general.15-18
Actualidad
A partir de 1917, con la Revolución Rusa, hasta el momento
actual.
Durante la Primera Guerra Mundial se insertaron tornillos,
clavos y placas en los hospitales militares. Fracasaron casi todos. En boca,
nadie se atrevía. Venable y Strock, en 1937, publicaron su estudio sobre el
tratamiento de fracturas con prótesis e implantes elaborados con un nuevo
material, el Vitallium (aleación de cobalto, cromo y molibdeno).6,13
La Odontología se aprovechó de esta experiencia y así
surgieron las dos escuelas clásicas. La Subperióstica del sueco Dahl y la
Intraósea de Strock, aunque su verdadero precursor fue el italiano Formiggini.
Dahl no pudo desarrollar sus trabajos en Suecia por
prohibición de las autoridades sanitarias (1943), Gerschkoffr y Goldberg
discípulos estado-unidenses suyos, publicaron, en 1948, sus resultados con implantes
de Vitalium. Su influencia en los Estados Unidos decayó pronto y nada nuevo
hicieron a continuación. Por el contrario, en Europa, la Implantología se
difundió rápidamente.7,19, 20
Algunos investigadores, a partir de 1937, llegaron a la
conclusión de que los metales de diferente potencial eléctrico colocados en el
cuerpo humano provocaban una verdadera batería y demostraron que las aleaciones
mejores toleradas por él eran el Vitallium, Tantalio y Titanio, cuya ausencia
de toxicidad ha sido totalmente comprobada.8,15
En la década de los 50, se trabajaba en Italia la
Implantología yuxtaósea. Marzini abría, tomaba la impresión del hueso y luego,
al mes, volvía a abrir y colocaba la infraestructura de Tantalio. Formiggini
diseñó un implante intraóseo en espiral, inicialmente de Tantalio y luego de
Vitalio, que tuvo muchos adeptos. En los primeros tiempos, también tuvo gran
auge la Implantología, en Francia e Italia.4,21
Hasta este momento, la Implantología se basaba en la
experimentación clínica, pero carecía de protocolo científico. En los años 60,
en Suecia, el Dr. Brånemark y sus colaboradores descubrieron accidentalmente un
mecanismo de adherencia de un metal al hueso. Brånemark estaba interesado en la
microcirculación del hueso y los problemas de cicatrización de heridas.14-18
Para ello, utilizó una técnica que ya era conocida: la microscopía vital,
introduciendo una cámara de observación en la tibia de un conejo. De esta
manera, se podían observar los cambios circulatorios y celulares en el tejido viviente.
Cuando se utilizó una cámara de observación de Titanio y se la colocó con una
técnica poco traumática, se produjo un hecho significativo: en el momento de su
remoción, se descubrió que el hueso se había adherido al metal con gran
tenacidad, demostrando que el Titanio puede unirse firme e íntimamente al hueso
humano y que aplicado en la boca puede ser pilar de soporte de diferentes tipos
de prótesis. A este fenómeno, lo denomina Osteointegración.22,23
Lo importante del trabajo de Brånemark es que resaltó la
necesidad de comprender los aspectos biológicos de los procesos de
cicatrización natural del organismo al introducir un cuerpo extraño en el
hueso. El sitio preparado para recibir el implante fue visto como una herida en
la que tenía que reducirse al mínimo la lesión de los tejidos.1-3,18
A partir de estos nuevos conceptos se hicieron diferentes
estudios en perros, previamente desdentados y se desarrolló una fijación en
forma de tornillo. En 1982, en Toronto (Canadá), Brånemark presenta al mundo odontológico
la oseointegración y su implante de Titanio en forma de tornillo, avalado por
un seguimiento clínico y una casuística irrefutable de más de 10 años. Así
comienza la Era científica o Era de la Implantología moderna, que no sólo no se
ha detenido, sino que además ha crecido en progresión geométrica desde entonces
hasta nuestros días.5,15,19
Este estudio, todavía no interrumpido, revoluciona el mundo
implantológico y estimula a diversas casas comerciales al desarrollo de lo que
hoy es el «mercado implantológico».
Mucho antes de los días de la oseointegración, algunos
implantólogos ya cargaban los implantes dentales, aún cuando existía muy poca
información científica confiable que respaldara estas técnicas para colocar en
función a los implantes dentales y probablemente la carga inmediata tuvo un
papel decisivo en la pérdida prematura de lo implantes, dada la movilidad que
producían.4,22,23
Los métodos imprecisos del fresado, utilizados entonces para
realizar la osteotomía en los sitios de implantación, se traducían en la falta
de estabilidad inicial y la generación de muchos espacios vacíos adyacentes al
implante, y a esto se le sumaba que a estos implantes se les cargaban
inmediatamente. La carga prematura de estos implantes inestables, provocaban que
los implantes se aflojaran y se encapsularan en tejido fibroso. 6,20,21,24
Dejando rezagados, por su falta de documentación, los
primero ensayos de función inmediata sobre implantes de láminas, el primer
trabajo de función inmediata sobre implantes Brånemark System fue publicado por
Schitman y col. en 1996.5,23-25
En 1999, Brånemark y col. publicaron sus resultados sobre el
concepto de función inmediata. La restauración protésica se completa en pocas
horas. El resultado preliminar de los primeros 50 pacientes fue de 98 % de
éxito. Conceptualmente, representó la función inmediata por excelencia, lo que
se ha dado en llamar "diente en el día".7,9,20
CONCLUSIONES
• La primera prótesis implantológica de la que se tiene
conocimiento data del período de la Prehistoria.
• En la Edad Antigua, se realizaron trasplantes de dientes
humanos y animales, y se implantaron piedras y metales preciosos.
• En la Edad Media, se utilizó como técnica de reimplante la
colocación del diente en su alvéolo y fijación con hilo de oro.
• En la Edad Moderna, se llevó a cabo la colocación de los
primeros implantes metálicos intralveolares.
• En la Edad Contemporánea, se define por primera vez el
concepto de implante dental.
• En la etapa actual, el hecho más significativo que se
describe ha sido el fenómeno de la oseointegración.
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