"Es una obligación de nosotros los dentistas
preocuparnos de este tema si queremos tener una práctica clínica más
segura". Así lo señala el odontólogo Claudio Melej, quién considera
fundamental influir sobre sus pacientes para ayudarlos a dejar el peligroso
vicio del cigarro. "La suspensión del hábito tabáquico no sólo mejora la
práctica médica odontológica, sino que la hace más rentable y la prestigia, por
que el paciente que logra dejar el cigarrillo yendo al dentista, se convierte
en un paciente que recomienda esto a otras personas. Uno se posiciona ante la
gente con un enfoque profesional distinto, más integral", recalca.
La mayoría de los dentistas no hablan con sus pacientes
sobre su hábito de fumar por temor a importunarlos y a que éstos dejen de
visitarlos. Según Melej, lo que ocurriría es todo lo contrario. "Se
produce una empatía muy agradable, el paciente se siente más querido, que hay
más preocupación por su salud".
Numerosos estudios realizados en todo el mundo han
demostrado que el hábito de fumar contribuye directamente en el desarrollo de
enfermedades periodontales (de la encía) y que éstas serían de una mayor
gravedad comparado con personas no fumadoras. Además se ha determinado que el
cigarrillo altera la respuesta inmune contra las infecciones, disminuye la capacidad
de reparar los tejidos de la boca y retarda la cicatrización de heridas, por lo
que el dentista puede incluso contraindicar un determinado tratamiento, como
los implantes de titanio, por ejemplo, donde se ha comprobado, luego de 5 años
de observación post operatoria, que los fumadores tienen 2 veces más riesgo de
perder sus dientes respecto a pacientes no fumadores.
Según Claudio Melej, el riesgo de un fracaso en la
colocación de implantes en pacientes fumadores aumenta en un 35%. "No es
que 35 de 100 vayan a fallar, sino que aumenta el riesgo de un mal tratamiento
en este tipo de individuos", explica, y además agrega: "Hoy en día
puede hasta ser peligroso desde el punto de vista legal si uno no conversa
previamente con el paciente sobre sus posibilidades. La gente debe saber de los
riesgos y complicaciones que implica la práctica que se le va a realizar; uno
le puede decir al paciente: por que estas fumando se te están cayendo los
dientes".
Por esto es muy importante concientizar a las personas de
esta situación, pero no con campañas del terror, eso no funciona según Melej,
"o sino la gente ya habría dejado el hábito con sólo leer la advertencia
de los paquetes de cigarrillos por temor a adquirir cáncer". Lo que hay
que hacer según el profesional, es mostrarle a la gente todo lo que ganará al
dejar el tabaco de lado, "apuntar siempre a factores positivos".
Entonces… ¿Por qué dejar de fumar?
Simple. Le ayudará a reducir las posibilidades de producir
cáncer de boca y labio, su dentadura volverá a brillar y evitará además la
perdida de ésta, reducirá el riesgo de enfermedad periodontal, mejorarán sus
sentidos del gusto y olfato, mejorará el resultado de sus tratamientos dentales
y dejará de sufrir la desagradable halitosis, por nombrar sólo algunos resultados
positivos.
Finalmente, el doctor Melej señala que el rol de los
dentistas, apenas llega un paciente a sus consultas, es saber si fuma o no, y
más allá de eso, saber cuanto y desde cuando, si ha intentado dejar de hacerlo
y por que ha fallado, si ha usado terapias sustitutivas y si no, si estaría
dispuesto a hacerlo de forma responsable y supervisada. "Es vital informar
y cuestionar objetivamente el inicio de cualquier tratamiento en pacientes
fumadores, sobretodo en el caso de los implantes. Tener un fracaso en esto es
muy complejo, ya sea por los tiempos, expectativas y los costos
involucrados", concluye el facultativo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario